sábado, 14 de junio de 2014

El psicoanálisis ante el suicidio



“La muerte propia no se puede concebir; 
tan pronto intentamos hacerlo podemos notar 
que en verdad  sobrevivimos como observadores. 
Así pudo aventurarse en la escuela psicoanalítica esta tesis:
 En el fondo, nadie cree en su propia muerte, 
o, lo que viene a ser lo mismo, 
en el inconsciente cada uno de nosotros 
está convencido de su inmortalidad”
S. Freud. Nuestra actitud hacia la muerte (1915)


En múltiples foros, artículos, libros y demás, se insiste en distinguir al psicoanálisis de la psicoterapia. La insistencia radica en resaltar el hecho de que el psicoanálisis no pretende “curar” en su sentido adaptativo que suele usarse en el campo “psi” y cuya teleología pertenece prácticamente a toda psicoterapia. Otro punto que se reitera es que desde la perspectiva psicoanalítica no existe verdaderamente un modelo de salud-enfermedad; digamos que todos somos poseemos un cierto grado de “patología” (bastante claro este punto con el título del clásico texto freudiano Psicopatología de la vida cotidiana, es decir, la vida misma contiene normalmente elementos patológicos o al menos sintomáticos). 

Desde una lectura de esta índole, el sujeto que acude a un psicoanálisis y cuyo motivo que lo lleva es un intento de suicidio, o al menos pensamientos recurrentes sobre ello, el psicoanalista tiene frente a sí a una persona que dista de comprenderla como enferma mentalmente, pero esto no significaría que no deba plantearse como objetivo impedir el suicidio. 

Por un lado, los más extremistas psicoanalistas plantean que la labor real de un psicoanálisis es interpretar y hacer consciente lo inconsciente, responsabilizando de esta manera al Yo de aquellos deseos que reprime; si el resultado de esta labor conduce al sujeto a la felicidad o a la adaptación, es una finalidad secundaria ajena a la propia labor del psicoanalista. Si reducimos al psicoanálisis de esta manera, un acto como el suicidio durante el análisis podría incluso leerse no como un error o falla del mismo, si no como la asunción del deseo de muerte. 

Me parece que una lectura de esta índole es errónea y reduccionista, si bien coincido en que el objetivo del psicoanálisis no es adaptar a una sociedad que en sí misma ha generado como síntoma a las psicoterapias, tampoco considero apropiado desmarcarse de una responsabilidad clínica y social hacia la persona que se hace psicoanalizar. 

El psicoanalista, cuando recibe a un sujeto con una tentativa de suicidio, el planteamiento que debe imperar es considerar inadecuada dicha vía como solución al conflicto interno que presenta y acude a mostrar. Si bien, hay que tener en cuenta no fungir inmediatamente como una madre protectora que cuida y consciente, tampoco tendría por qué no pensarse que un objetivo per se sea el impedir el suicidio. 

Ante el psicoanalista, se presenta un sujeto psíquico escindido, cuyo Yo débil y sufriente acude y demanda ayuda, en realidad, de alguna manera el Yo continúa negando que la muerte se dé en el suicidio, es decir, lo que en realidad pretende es la incesante búsqueda de placer, no la desaparición misma de su conciencia, sino la huída del dolor. Si bien, los motivos por los cuales el suicidio aparece como una vía de solución, el analista los tiene que comprender entonces desde la lógica de la metapsicología, en donde los conflictos entre las diversas instancias psíquicas y las pulsiones generan sufrimiento en el Yo, todo lo hace desde una búsqueda de recuperación o mantenimiento de la vida del sujeto. 

En última instancia, es cierto que el psicoanálisis no pretende curar, hacer feliz o adaptar, sino tan sólo –como bien insistió Freud en su definición de la salud psíquica– devolver la capacidad de amar y trabajar, adjudicar al Yo su miseria humana y hacerlo capaz de enfrentarla sin la necesidad de un pasaje al acto irreversible. 


4 comentarios:

  1. Hola,
    No soy psicólogo pero quisiera comentar, con respeto, tu texto. Pienso que por más que se maquille la propuesta de que es posible armonizar un tratamiento con el objetivo de prever el suicido y una visión de que esto es únicamente para el bien de la sociedad es errónea. En el cuarto párrafo de tu comentario mencionas "el objetivo del psicoanálisis no es adaptar a una sociedad...tampoco considero apropiado desmarcarse de una responsabilidad clínica y social hacia la persona que se hace psicoanalizar." Creo que hay una contradicción en el párrafo: mencionas que el psicoanálisis no tiene como objetivo la sociedad y luego procedes a decir que hay una "responsabilidad ... social." Buscas un relativismo en algo que es blanco o negro. Pienso que cualquier terapia que tenga como objetivo primario a la sociedad deja como secundario al sujeto.
    Dejando a un lado la responsabilidad social, supongamos que la responsabilidad debe ser únicamente clínica. Yo no veo al suicido como una patología. Y si, como tú lo mencionas, "no existe verdaderamente un modelo de salud-enfermedad" en el psicoanálisis, no hay necesidad de tratar de preverlo. Creo que la responsabilidad clínica que mencionas es más una responsabilidad moral.  
    Pienso que la terapia debe ser realizada sin objetivos definidos. Si el analista entra al cuarto con la idea de juzgar al suicidio desde una base moral-social, se encaminará al paciente a esta base. La labor del terapeuta debe ser apoyar de forma dialéctica para que el analizado se de cuenta de su realidad, de lo inconsciente; dandole las herramientas para tomar cartas en el asunto y mejorarse de acuerdo a "sus", las del paciente, condiciones morales y sociales.
    En este texto no veo intento de juicio ético contra el suicidio, y sin este no hay justificación para el enfoque de terapia planteado. Para un análisis cosmético moral-social, mejor me paso al cura.

    Con todo respeto,
    El hijo del santo

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    1. Estimado "hijo del santo":

      Procedo a responder tus interesantes observaciones. Es cierto que el fragmento que mencionas es confuso en su redacción y debí quizá haber cuidarla más para no caer en un malentendido: cuando menciono que no es el objetivo "adaptar a la sociedad", esto es, hacer que el analizante se aliene con las normas establecidas de manera exterior a él, no excluye que el analista no tenga una responsabilidad para con la sociedad (en el sentido de comprender la labor analítica como un servicio que se presta a un individuo que está inmerso en un grupo de personas, y a la vez, si el analista tiene más de un paciente, entonces presta el servicio a una parte de esa sociedad, es absurdo hacer pasar al análisis como algo que no sea un servicio, o es producto o servicio, yo lo considero como el segundo).

      Ahora bien, en cuanto a tu último punto, no veo nada de "moral" en querer hacer que una persona no se suicide, yo lo veo como una responsabilidad clínica que se deriva de una ética, no veo cómo pensar como adecuado el permitir, justificar o solapar un suicidio. Claro, como lo mencioné, muchos analistas se escudan en "el deseo del analizante" o "es que el sujeto sólo es culpable de retroceder ante su deseo" etc, etc., muletillas teóricas que sirven para defenderse ante la ineptitud del analista. Mencioné al final del artículo que concibo a la salud como lo hacía Freud, es decir, devolver al sujeto la capacidad de amar y trabajar... él siempre consideró que la labor analítica era una labor clínica, no sé por qué se asustan tanto ahora con el hecho de plantear una ética en el psicoanálisis y que no sea la "ética del deseo" que para el caso, siempre termina subjetivando y alejando al analista de lo que realmente es su quehacer clínico, insisto, comprendido desde la propia teoría.

      El analista no juzga lo que dice el analizado, ni tampoco al mismo, esto no significa que no posea herramientas teóricas para posicionarse ante un acto. Supongamos que un analizado narra su "deseo" de violar a una persona, ¿entonces el analista lo hará llevar a cabo ese deseo?

      El gran problema es que se piensa al sujeto como unificado, "sus... condiciones morales y sociales", mencionas, en realidad, el sujeto está escindido y dista de poseer tales condiciones individuales, ya que el Yo, que es quien podría dictar condiciones propias, sin embargo, él es el invitado en el psiquisimo humano,l pues lidian al menos con él tanto el ello como el super yo., mostrar los "deseos inconscientes" es el objetivo de un análisis, si alguien dice que se quiere suicidar, ese es un deseo bastante consciente, por lo tanto, nada digno de seguir o justificar en un análisis, bajo él subyace algo más que es precisamente es lo que el analista debe prestar atención.

      Ahora, si tu prefieres ir con un cura, cada quien va con quien gusta, aquí no hay imposición.


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  2. hola, no soy psicóloga, ni filósofa. Pero siempre me ha gustado cómo piensas. Te admiro.

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