martes, 14 de diciembre de 2010


La psicología y su objeto de estudio, un análisis semiótico
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por José Vieyra Rodríguez


El ser humano desde antes de ser arrojado a la existencia, está ya condenado a entrar en relación con sus congéneres alejado de un ambiente puramente salvaje, es decir, aún no ha llegado al mundo y es ya un elemento hablado, pensado, imaginado, deseado, etc. Por lo cual podemos entenderlo como un ser semiótico (un signo con significado) antes que existente.

Entendemos la semiótica como un estudio de signos, pero no de signos aislados pues serían carentes de significado, sino el estudio de los signos que únicamente tienen significado en relación con otros signos, así, la importancia y estudio no está en un signo particular, sino en el gran sistema que forman, al que denominaremos semiósfera, siguiendo la propuesta de Lotman (Semiótica de la cultura y del texto. Ed. Madrid), y entendemos a la vez que esta semiósfera es lo que hace posible la semiosis (la relación entre signos), pues fuera de ella no hay nada (Lotman, Op.Cit.).

En relación a todo lo antedicho, estudiaremos a la ciencia como una semiósfera, y veremos las condiciones principales para logar entrar en ella, después problematizaremos a la psicología como disciplina que busca introducirse en la semiósfera científica y abordaremos problemáticas que nos llevarán a un análisis incluso epistemológico de la misma.


La construcción de los objetos de estudio en la semiósfera de la ciencia

Hace no más de cinco siglos atrás, las ciencias tal como las conocemos hoy en día eran escasas y bien limitadas por sus alcances y objetivos. Así, la mayoría de las que ahora conocemos como ciencias independientes estaban supeditadas a un saber más grande y eran, si acaso, parte de una ciencia a la cual se le rendía reverencia por antigüedad, al menos. Fue a partir del siglo XVII y XVIII en que una gran cantidad de ciencias –especialmente sociales– aparecen e intentan independizarse en aras de lograr su propia concepción y propuestas. Como sabemos, para obtener el derecho de pensarse como una ciencia independiente, lo primero que se necesita es la clara limitación de un objeto de estudio, algo que la pedagogía y la sociología, por citar dos ejemplos, lo obtuvieron. De forma paralela, la psicología pugnó por tener un claro objeto de estudio, éste tomó los nombres y conceptualizaciones de quienes se proponían abordar diferentes problemáticas, en otras palabras, se crearon diversos objetos de estudio en la psicología, a saber; la mente, la conducta, el pensamiento, las emociones, las reacciones a ciertos estímulos, etc. (Braunstein. Psicología, Ideología y Ciencia. Cap 2 ¿Qué entienden los psicólogos por psicología?). Con una variedad tan amplía y poco limitada de objetos de estudio, la psicología difícilmente vería cumplidas sus expectativas de convertirse en una ciencia, pero fue con la llegada de las imágenes y específicamente de la fotografía con que muchas de las ciencias que tenían este problema se vieron ayudadas para poder legitimarse como tal, pues hicieron uso de los nuevos dispositivos fotográficos para brindar una “prueba” de sus hipótesis y teorías (Del Castillo, A. Conceptos, imágenes y representaciones de la niñez en la ciudad de México 1880 – 1920. Cap. La mirada de los especialistas: los médicos).

Así, las imágenes se presentaron como portadoras incuestionables de la verdad encontrada, sin prestar atención que la aparición de ellas en los libros y estudios no corroboraban la teoría, sino que de manera inversa, eran leídas como parte de un texto en el cual aparecían cifradas e incomprensibles si se tomasen de manera aislada, pero una vez integradas en un texto, tomarán sentido, precisamente el buscado por los propios científicos, lo que Lotman describe al postular que el texto es generado por el auditorio a quien va dirigido, pero a su vez el auditorio (científicos) son determinados por el mismo texto (discurso científico basado en las imágenes) [Lotman. Semiótica de la cultura y del texto. Cap. El texto y su auditorio].

Tomemos como ejemplo la aparición de la imagen de la viruela en un libro de medicina del siglo XVIII (Imagen 1), la cual es utilizada para mostrar objetivamente los síntomas que se han venido señalando a traves del libro, pero tan sólo de manera escrita, y tras la aparición de la imagen se torna verdadera la descripción antes señalada, pasando por alto que la imagen ha sido leída como parte del texto y no como un anexo a él, ya que la imagen por sí misma no muestra en lo absoluto nada, en otras palabras, la imagen está incluida dentro de la semiósfera de la ciencia y no fuera de ella, con lo cual se toma como un elemento semiótico.


Imagen 1. Viruela humana


Este paso fundamental de la legitimación de la ciencia a través de la mirada, es nodal para poder comprender el estado en que seguimos encontrándonos hoy en día en el que la muestra objetiva se presenta al lograr hacer “visible lo invisible” (basta observar algún comercial de televisión para percatarse de la cantidad de productos, especialmente relacionados con la salud, que juegan con la posibilidad de observar lo inobservable [hongos en la ropa, bacterías en la piel o en los dientes, etc]).

Regresemos por un momento a la constitución del objeto de estudio en psicología, pues la problemática se torna aún más complicada con la aparición de la imagen como portadora de la objetividad, pues se procederá entonces a la creación del objeto de estudio según las características que sean susceptibles de ser captadas por la mirada humana.

Debido a lo antedicho, el proceder de los psicólogos se verá orientado hacia la concepción de una psicología sensitiva, o en otras palabras, imaginaria, es decir, capaz de ser captada por la imagen para posteriormente convertirla en un texto, de esta manera, los psicólogos no sólo limitarán su objeto de estudio, sino que lo construirán, a saber, el psiquismo (Del Castillo, A. Conceptos, imágenes y representaciones de la niñez en la ciudad de México 1880 – 1920. Cap. La mirada de los especialistas: los pedagogos).


La psicología y la construcción de su objeto de estudio

La construcción de un objeto de estudio en psicología que sea susceptible de ser observado, presenta un sinfín de problemáticas, entre otras, que antiguos objetos de estudio desaparezcan (el alma, por ejemplo, estudiada durante siglos por los filósofos) y por otro lado, la intrincada cuestión de cómo limitar claramente algo observable.

Al intentar limitar y circunscribir únicamente a la ciencia aquello observado, se presentan problemas de la índole de la objetividad real de la observación, o incluso preguntas como ¿con qué se observa en la observación?, ¿observamos con los ojos o con la teoría?, pues sabemos perfectamente que en la observación no está en juego el proceso fisiológico del sujeto, sino el proceso cognitivo, vale decir, interpretativo y por ende subjetivo (Russell H. N. Patrones de descubrimiento. Cap. La observación).

Como hemos revisado, ante la aparición de la fotografía, la imagen se torno imprescindible en el estudio de la ciencia, pero la observación de dichas imágenes no se da a través de la mirada virgen, sino con una determinada preconcepción del mundo, o como en el caso de la aparición de la imagen en el libro de medicina, lo que antes pudo haber sido un brazo con “algo” desconocido, ahora es un brazo con viruela, la referencia verbal aclara la visión, o en otras palabras, observamos con el lenguaje, pues es precisamente éste el que ha logrado introducir el elemento visual dentro del campo semiótico de la ciencia.

Para clarificar lo expuesto hasta aquí, el arte moderno es muy útil, pues hay toda una tendencia a jugar precisamente con esta problemática, en la Imagen 2 tenemos al cuadro llamado La familia del general del pintor mexicano Octavio Ocampo en el cual podemos identificar 9 rostros, pero si observamos directamente y sin el conocimiento de lo anterior, probablemente hallemos tres o cuatro de ellos, pues si no se nos dice que son nueve, es prácticamente imposible encontrar las otras cinco, en el caso contrario, el lenguaje crea la observación, por lo cual lo que pudo haber sido observado solamente como un cuervo sobre una columna, ahora su contorno es observado como rostros. Así, el lenguaje mismo genera la inclusión de la imagen dentro de un universo semiótico, creando así un nuevo signo.


Imagen 2. Obra: La familia del general. Autor: Octavio Ocampo


Tenemos también una segunda problemática al establecer la mirada como elemento fundamental de la legitimación de la ciencia, pues un objeto de estudio, cualesquiera que sea la ciencia, es necesariamente un recorte de la realidad misma, es decir, una selección particular de un mundo no segmentado. Ejemplifiquemos visualmente para poder continuar nuestra argumentación. El arte una vez más nos ayudará a esto, y es que podemos encontrar una serie de pinturas en que se juega precisamente con la pérdida de “objetividad” al hacer una selección de un cierto elemento de una realidad aún mayor, así por ejemplo, tenemos que un recorte visual puede generar una pérdida de perspectiva (Imagen 3), que en el caso de tener una mirada más amplía no tendríamos el conflicto generado en el recorte selectivo de la realidad.


Imagen 3


En la Imagen 3 nos encontramos con una selección visual muy particular de tan sólo una parte de la realidad, en este caso, una ventana, pero al tener únicamente un fragmento de la construcción en la que se encuentra –la cual es más compleja–, perdemos precisamente la perspectiva de la realidad misma, pues en lo que con una mirada más amplia no habría confusión, la selección particular ha creado un problema, en este caso, de observación de perspectiva, pues podemos situarnos en dos diferentes puntos de observación y todos son igual de válidos, en este caso el punto de referencia está afuera de la imagen y no dentro de ella. De la misma manera, la ciencia al crear objetos de estudio selecciona tan sólo una parte de la realidad, recortando un objeto aún más amplío y llevándolo a una problemática que quizá sea más complicada que en el inicio.

Ahora ejemplifiquemos propiamente en el ámbito de la psicología contemporánea, tomemos como caso concreto al sueño, que hasta el siglo XIX e incluso hasta la llegada del XX y su tecnología, no había sido considerado como objeto de estudio científico, y sin embargo ahora ha despuntado y pedido un lugar dentro del estudio de las ciencias, específicamente de la psicología fisiológica, y es que todavía en los albores del siglo pasado (1900), apareció el libro La interpretación de los sueños de Sigmund Freud, pero no logró consolidarse como un libro científico en tanto abordaba la problemática desde un campo totalmente psíquico y por consiguiente inobservable, mientras que la psicología fisiológica estudió el sueño pero convirtiéndolo en algo observable, no solamente en sus manifestaciones físicas, sino que además dando imágenes a lo invisible, dando imágenes al sueño mismo, así, nadie pondría en tela de juicio la veracidad científica del estudio del sueño, pues creó etapas que están sustentadas en ondas cerebrales observables, fue en 1953 cuando se idearon las máquinas capaces de convertir los impulsos cerebrales en imágenes (Imagen 4).


Imagen 4. Etapas del sueño.


Aquí tenemos la forma científica de estudiar al sueño, dando imágenes en donde no hay, creando un nuevo signo capaz de entrar en la semiófera, solventando de esta manera las hipótesis en imágenes generadas y creando no sólo teorías, sino verdades científicas. Haciendo de esta manera el estudio de la psique como se conocía, cada vez más reducido y casi nulificado, pues en tanto no es observable no es veraz.

Todo ello, da por resultado una creación de un objeto de estudio que en primer término se restringe a una cierta realidad, lo cual puede traer problemas de perspectiva, después la necesidad de la creación de medios con los cuales poner imágenes a las teorías para así fundamentarlas y darles su dejo de cientificidad, y por último, rechazar todas aquellas ciencias que no puedan imaginar a sus objetos de estudio.

Hasta aquí, este análisis nos brinda herramientas suficientes para poder tejer una conclusión, así sea aproximativa, sobre un problema epistemológico en la psicología y la ciencia, y que enmarcado y entendido dentro de un contexto semiótico, lo vamos a comprender como un problema no circunscrito a una cultura determinada, sino al universo del hombre, a saber, la semiósfera, que por otro lado es el único posible dentro de la ciencia, la cual podemos concluir por entenderla como un universo cerrado que se reserva el acceso a él en tanto se logre visualizar y generar un signo para la cual se cree un significado en relación a su propia semiósfera.


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*Estas reflexiones son mis apuntes y conclusiones a los que llegué al término de la impartición del curso de Psicología II en el Bachillerato Internacional (participación como docente), vinculándolo con la asignatura Semiótica de la cultura, en la cual participé como alumno, ambas en la UANL.

Bibliografía básica
Braunstein, N. y cols. Psicología: Ideología y ciencia. México. Ed. Siglo XXI. México.
Del Castillo, Alberto. Conceptos, imágenes y representaciones de la niñez en la ciudad de México 1880 – 1920. (2006). Colegio de México. México
Freud, S. La interpretación de los sueños. Obras Completas. (2005). Ed. Amorrortu. Argentina.
Lotman. Semiótica de la cultura y del texto. (1996) Ed. Madrid. España.
Russell H. N. Patrones de descubrimiento. (1997) Alianza Editorial. Madrid.